CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO PARA LOS NIÑOS Y NIÑAS

Son los testigos más vulnerables, los que contemplan todo en silencio, callados por el miedo y preguntándose porqué una de las personas que más quieren maltrata a la otra, y no solo con violencia física, también con gritos, peleas, insultos, menosprecios…

Crecer en un hogar con violencia de género tiene consecuencias conductuales y emocionales a corto, medio y largo plazo.

Los niños y niñas que crecen en hogares en los que se repite la violencia de género presentan a corto, medio y largo plazo problemas conductuales y emocionales de diversa gravedad. ¿Cómo vamos a pedirles que comprendan algo que tan complejo?
Criarse rodeados de violencia condiciona el bienestar y el desarrollo del menor, los convierte en instrumentos de dominio sobre sus madres –los hombres suelen usarlos para hacer chantaje a sus parejas–, perpetúa entre generaciones los malos tratos –los hijos de maltratadores tienen más probabilidades de serlo y las hijas de padecerlo– y provoca grandes déficits en la calidad de su educación, además de problemas de apego y dificultades en las relaciones sociales.

Las consecuencias de la violencia de género

El miedo es la característica más común en los niños víctima de malos tratos, ya sean físicos o psicológicos. Esta sensación domina su día a día y hace que la ansiedad, la depresión y las conductas retraídas sean una constante en su forma de relacionarse y encarar los problemas.
A grandes rasgos, podemos distinguir varios tipos de problemas en estos pequeños:
1. Problemas físicos. Los hijos de víctimas de malos tratos presentan retraso en el crecimiento, dificultad o problemas en el sueño y en la alimentación, regresiones (como volver a hacerse pis en la cama o chuparse el dedo), menos habilidades motoras, síntomas psicosomáticos (eczemas, asma) e inapetencia.
2. Problemas emocionales. Hablábamos antes de la ansiedad y la depresión, pero también presentan ira, porque cree que es una forma normal de comportarse y porque no logran gestionar los sentimientos que se agolpan en su mente; baja autoestima, aislamiento y estrés postraumático.
3. Problemas cognitivos. Todos estos efectos se dejan ver en el desarrollo del niño no solo a nivel físico, también en el intelectual. Es probable que padezcan retraso en el lenguaje y dificultades para comunicarse y bajo rendimiento escolar.
4. Problemas de conducta. La agresividad, la crueldad, las rabietas frecuentes, la falta de empatía, inmadurez, el déficit de atención y la hiperactividad son pautas más frecuentes en niños que crecen a la sobra de la violencia. El gran problema de estos trastornos de conducta es que, de no tratarlos a tiempo, pueden derivar en otros mayores como la repetición de esos modelos violentos, la delincuencia o la drogodependencia.

Estos son, a grandes rasgos, los efectos que la violencia doméstica puede tener en los niños. Obviamente no todos los pequeños presentarán todos estos síntomas y algunos pueden manifestar otros. Del abordaje que se haga de la situación en el hogar y la asistencia especializada que se reciba por parte de trabajadores sociales y sanitarios dependerá que los niños sean capaces de minimizar este efecto.

En el Posgrado en Violencia de género: prevención, detección y atención y en el de Violencia de género y sexual en la infancia y adolescencia: prevención, detección y atención, recibirás la formación necesaria para saber abordar esta situación.

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