Este fin de semana le llegó una carta al Director del centro abierto para personas sin hogar La Rosa. La escribía Marisol, que tiene a alguien muy cercano en este centro. Pide alzar la voz, dar las gracias y visibilidad a un colectivo que conoce bien.

No hemos querido dar nombres reales ni de las personas implicadas pues nos gustaría hacer de esta carta un mensaje extensible de apoyo y gratitud a todos los que se vean en una situación parecida.

«Soy la madre de una usuaria de ese centro y teniendo conciencia de lo duro de vuestro trabajo el cual imagino ignorado por la mayoría de la población ya que os dedicáis a ayudar a los «más rotos y descosidos» (por decirlo de alguna forma respetuosa y suave) de esta sociedad nuestra, se me ocurrió enviar al programa de radio Julia en la onda el mail que abajo puedes leer.

No sé si en algún momento lo podrán leer por la radio pero al menos lo he intentado y desde ya contáis con mi aplauso cada noche a las 20hrs.»

Desde aquí, nuestro granito de arena para la visibilización de un colectivo muchas veces olvidado, los «más rotos y descosidos», como nos dice Marisol. Y por supuesto, para todas aquellas personas que trabajan para que estén mejor.

Estas son las palabras que quiere que lleguen lejos:

Hola a todos vosotros y millones de gracias por estar ahí presentes con tanta solvencia, educación, respeto, alegría, empatía y más cosas.

Jamás en mi vida antes -y tengo 71 años- me he puesto en contacto con un medio de comunicación a pesar de que muchas veces  he sentido deseos de participar con vosotros en distintos retos sobre diferentes temas pero hoy es por algo muy especial y delicado para mí.

Todos los días salgo a mi terraza y aplaudo agradeciendo a todas las personas que de distinta forma, cuidan de nuestra salud, nos protegen, nos proveen alimentos etc. y he aquí el motivo de escribiros:

Me gustaría pedir un reconocimiento para todas las personas que trabajan en los albergues y refugios de las personas sin hogar: trabajadores y trabajadoras sociales, de la salud, personal de limpieza, cocina, lavandería, seguridad, etc.

¿Se imaginan lo que tienen que sostener esos trabajadores y trabajadoras? Los residentes son hombres y mujeres de distintas edades que viven y que han vivido situaciones extremas: pobreza, adicciones, desamparo, soledad, abusos… De distintos contextos y con diferentes niveles culturales. ¡Qué mezcla tan explosiva y qué complicado debe de ser el día a día de esas personas! Por todo esto y mucho más, quiero pedir para todas ellas un aplauso.

Conozco bien el tema por tener un familiar muy cercano y querido refugiado/contenido/cuidado en unos de estos albergues.

Desde ya muchas gracias y muchos aplausos de mi parte para vosotros también.

 

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