DIRIGIR UN CENTRO DE SERVICIOS SOCIALES, MUCHO POR HACER

El trabajo diario de un director de centro de servicios sociales no es sencillo. A él le toca distribuir recursos, establecer prioridades, negociar soluciones, evaluar resultados… Desarrolla la parte más amarga del trabajo en este tipo de lugares: la de ser consciente cada día de que no se puede llegar a todo por mucho que se quiera.

Un director o directora de centro de servicios sociales debe desarrollar su tarea con autoridad, cercanía y objetividad.

Es por eso que necesita llevar a cabo su tarea diaria con las dosis justas de autoridad y cercanía para que la distancia no le impida desconocer lo que ocurre en su centro pero tampoco dejar que los problemas le afecten tanto como para perder la objetividad y no desarrollar lo que es mejor para la mayoría.
Podemos decir que un buen director de un centro de servicios sociales debería tener estas habilidades directivas:

1. Capacidad de comunicación

Es esencial para que el equipo con que cuenta funcione como un reloj suizo. El director debe escuchar a sus trabajadores de forma activa, admitiendo y valorando sugerencias, comparando opiniones y estableciendo las líneas maestras del trabajo de todos. Es clave que sepa transmitir correctamente lo que desea que se haga y cómo ha de hacerse, así como los plazos y medios con que cuentan para lograrlo. Si el trabajo es mucho sería una pena que se ralentizase por errores en el mensaje.

2. Dotes de liderazgo

Como cabeza principal del centro de servicios sociales, el director debe ser alguien capaz de motivar a todo el equipo, promover el desarrollo personal de cada trabajador y lograr el máximo de cada uno de ellos. Será difícil lograrlo si no contamos con las adecuadas dosis de liderazgo. Pero, ¡ojo! Trabajamos en servicios sociales. No perdamos las perspectiva y seamos líderes motivadores y positivos, no déspotas que vemos todo desde nuestro despacho y nos limitamos a dar órdenes como dictadores.

3. Flexibilidad y mente abierta

La planificación es fundamental para desarrollar una labor tan compleja como es la dirección de un centro de servicios sociales, pero ser capaz de adaptarnos a los cambios imprevistos es aún más importante. Cambios en los presupuestos, en el personal, aumento de las necesidades de nuestros pacientes… nos obligan a diario a hacer malabarismos y adaptarnos. Escucha todas las opciones a tu alcance y escoge la mejor para todos.

4. Control de las emociones

La inteligencia emocional es una habilidad básica en el trabajo social. Tendremos que enfrentarnos a numerosas situaciones de estrés y no será raro que nos impliquemos de forma personal en todo lo que ocurra. Eso os hará mejores trabajadores porque nos hará dar el máximo de nosotros pero debemos saber gestionar todos esos sentimientos, máxime si estamos al mando del centro.

5. Trabajo en equipo

Los centros de servicios sociales suelen trabajar con pocos recursos humanos y materiales, por eso es fundamental que todos remen en la misma dirección. Soluciona todos los problemas de tu equipo e implica a todos al máximo para hacer todo cuanto esté en vuestras manos. Esta capacidad para trabajar en equipo implica también que seamos capaces de “arremangarnos” y desarrollar cualquier tipo de tarea por “simple” que nos parezca de ser necesario.

6. Solución de conflictos

Un buen director debe ser no solo capaz de resolver cualquier conflicto que se presente en su centro, sino también de detectarlo cuanto antes para minimizar todo lo posible sus efectos.

7. Control del estrés

Es el enemigo número 1 del hombre y la mujer modernos. Todos manejamos tantos platillos en el aire con la casa y el trabajo que es inevitable no estresarse. Cuando diriges un centro de servicios sociales hay mucha responsabilidad sobre tus hombros y saber lidiar con la presión es clave para que no perdamos el norte y desarrollemos nuestra tarea con diligencia. Encontrar los momentos para relajarse y saber desconectar cuando terminamos nuestra jornada de trabajo es fundamental.

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