Ana es una mujer jovial y apasionada por su trabajo. Cuando habla transmite sus ideas con entusiasmo abriendo mucho los ojos y cita grandes referentes de la psicología y psiquiatría, se nota que cree en lo que hace y en su labor de acompañamiento a las personas con enfermedad mental.

  • Es directora del Centro de Día y Equipo de Apoyo Social Comunitario de Latina (Red pública de Atención Social a personas con enfermedad mental grave y duradera de la Comunidad de Madrid).
  • Es docente del Programa superior universitario en rehabilitación y recuperación en salud mental de Ifis Educación
  • Docente en el Máster de Terapia Ocupacional de la Universidad de Talavera de la Reina. Toledo. Profesora colaboradora honorífica de la UCM de Terapia Ocupacional.
  • Participa en docencia y publicaciones vinculadas a la salud mental.
  • Secretaria de la Junta Directiva de la Asociación Profesional Española de Terapeutas Ocupacionales (APETO)

Feminista, lectora y humanista, nos comenta que desde su perspectiva de género las mujeres llegan más tarde al sistema de salud mental, la mayoría de ellas presentan problemas de salud mental y aun así tardan años en llegar al sistema de salud pública, con frecuencia ejercen de cuidadoras de sus progenitores octogenarios, lo que implica años perdidos de tratamiento, años muy valiosos. En cuanto a los hombres que presentan problemas de salud mental, al estar normalmente en el sistema productivo, llegan antes a los recursos de públicos de salud mental, estos casos se detectan desde varios ámbitos, entre ellos el laboral, aunque muchas veces la salud mental sea una de las causas de la pérdida del empleo.

“Una sociedad que no es capaz de poder atender al vulnerable, no es capaz de entender el sufrimiento, quiere patologizar el sufrimiento. El reto en la vida es tolerar la miseria humana”. Ana Abad

Para eso Ana nos comenta “una se tiene que colocar en el plano de la igualdad y así vamos generando este proceso de recuperación bajo el ritmo del otro. Lo primero que tiene que establecerse es una relación terapéutica en la que haya un vínculo seguro para que yo pueda empezar a entenderte y que confíen en mí, tiene que haber una relación de confianza. Una relación de vínculo sano, seguro que posibilite la confianza para que la persona pueda empezar a pensar por sí misma”. Para ello trabaja “con un equipo de profesionales del trabajo social, la terapia ocupacional, educación social, psicología, etc. que aspiran a ser transdisciplinares, que significa que de alguna manera trabajamos en esa sinergia para que desde un plano de la horizontalidad ayudemos desde cada área de disciplina”.

Charlamos con ella acerca de su trabajo y nos comparte su perspectiva no biologicista de la enfermedad mental, con un origen fundamentalmente social.

  • ¿Cuál es el perfil de personas que acuden a vuestro centro?

En el centro damos atención diurna a población entre 18 y 65 años. La gente que viene derivada de salud mental responde también a diversos patrones. La gente que acude a nuestros centros no puede llevar a cabo o no de manera eficaz ese desempeño de roles de cualquier persona, el día a día va a depender del grado de dificultad que tenga añadida en este sentido tanto de su ámbito más a nivel psicopatológico, desde la parte de su ambiente familiar que pueda facilitar o no, circunstancias económicas… el contexto en el que está, la trayectoria que lleve, el trato que se le ha podido dispensar a lo largo de todo su historial.

  • ¿Cómo entendéis la enfermedad mental?

Nosotros consideramos el síntoma (ya sea la alucinación o el delirio) como un mecanismo de defensa que la persona encuentra para poder sobrevivir en una historia muy complicada de vida. Generalmente las personas que atendemos han sido traumatizadas por abusos sexuales, por traumas infantiles, lo que nosotros llamamos la alta emoción expresada o bien gente con padres madres que han sobreprotegido o que han sido supercríticos o lo que es peor, lo que le llamamos el doble vincular, a veces te critico y a veces te sobreprotejo. Cuando estás en ese ambiente que no sabes hacia dónde ir, al final se genera que la persona se quede quieta y de ahí genera un mecanismo de defensa que sería la locura.

  • ¿Qué significa no tener una perspectiva biologicista?

Nuestra perspectiva no responde a una lógica reduccionista biologicista que es lo que se vende, falta de dopamina o un neurotransmisor que te ha fallado en el cerebro. Desde nuestra forma de actuar en el centro eso no lo juzgamos, no somos nosotras las que vamos en contra de la psiquiatría clásica pero sí que curiosamente todas las personas que acuden al centro están teñidas por patrones de comportamiento familiares o transgeneracionales que se han ido generando de crítica, sobreprotección y que al final terminan por invalidar a la persona. La persona cuando entra en fase de brote, lo mejor que le puede pasar es que entre en esta fase de delirio, alucinación para poder salir porque si no se quedaría atemorizado… Es una vía de escape, nunca vamos a invalidar ese discurso, para nosotros es una experiencia subjetiva de la persona. Acompañamos ese sentimiento, no invalidamos. Esto que tú piensas que no lo puedo pensar porque a mí no me ha ocurrido en qué te invalida para tu vida diaria. Por eso entendemos a las personas como expertas de vida, nadie mejor que tú para saber lo que piensas en cada momento, por más empatía en las que me pueda poner en tu lugar, desde ahí eres soberana. Somos expertas teóricas que utilizamos nuestra disciplina, ya sea trabajo social, psicología, educadora social etc., para acompañar a la persona, pero lo único que necesita la persona es sentirse validada en lo que está pensando porque lo que está pensando y sintiendo es tan real, es su verdad. Esta forma de entender te coloca en un rol de igual a igual que es lo más interesante e intentamos aportar en el posgrado. Esta visión entre expertos, experto de vida vs experto teórico donde no va a haber una jerarquía de entendimiento de la persona.

El sujeto más débil suele ser el que se queda en la casa, el que suele desarrollar enfermedad mental y el resto de los hermanos salen. Con esto no culpabilizo al sistema familiar porque las madres y los padres los cuidadores familiares hacen lo que saben y lo que pueden. En esta sociedad enferma, no hay sistemas facilitadores y de cuidados. 

 

  • Existe una sobremedicación en el sistema de salud mental. ¿Qué opinas?

En las pautas de medicación a nivel científico no se puede determinar que haya una causa biológica. Si fuera tan fácil como eso no existiría una red de atención a personas con enfermedad mental con más de 7.000 plazas. Antes se pensaba que con tenerles sedados, tratamientos traumáticos, se tenía controlada a la gente, al final es una cuestión de control. A los que son “medio raros” les vamos a medicar para que no sean visionarios, no sean críticos, esto es un eje muy hegemónico, muy capitalista, y patriarcal, es que estamos atravesados a todo nivel, esas medicaciones empezaron a pautar, pero no había unos estudios de los efectos que iban a generar a largo plazo. A día de hoy la medicación no es la misma, a su vez hay que tomar medicación para contrarrestar los efectos secundarios de la medicación que has tomado, con lo cual la media estamos en personas que toman 8 pastillas diarias. Si a eso le añades dificultades de competencias sociales, no puedes salir a tomar un vino, relacionarte con alguien, si ya tienes esas dificultades de base, el dinero y si además de esto la medicación inhibe la parte de la motivación… La medicación supone un cambio a nivel morfológico, aumento de peso, falta de libido, son las consecuencias, la persona entra en una vorágine muy compleja. Este sistema está siendo poco capaz de ayudar a las personas con enfermedad mental.

  • Cómo valoras el sistema de atención a las personas con enfermedad mental en nuestro país.

En otros lugares como Trieste en Norte de Italia, lo que hizo el psiquiatra Franco Basaglia que en su época fue muy revolucionario (hablaba de “la libertad de los locos”) abogaba por que se les diera empleabilidad a las personas, se les apoyara en el sistema de cuidados que diera lugar a que las personas sientan una motivación para poder ser capaces de poder gobernar su vida. La persona cuando llega allí  si tiene algún tipo de brote se le deriva a cooperativas sociales que tienen a lo largo de la comunidad,  producción de vino, de pan, es todo un sistema de red comunitario que da lugar que la persona con enfermedad pueda estar trabajando en una cooperativa, que la cooperativa a su vez está dando un beneficio a la comunidad y a su vez en casas a aquellas personas que necesitan un espacio residencial pero no es una casa normativa, casas pequeñas, acondicionadas con poco ratio de usuarios y con profesionales. Da lugar a que la persona no lo viva desde el lado de la enfermedad.

Aquí hacemos lo contrario, empezamos con el sistema de discapacidad, qué certificado de discapacidad te puedo dar, qué porcentaje para poder darte una prestación económica, toda esa historia va generando que de manera indirecta las personas se vayan acoplando a un rol más pasivo.

Depende del caso optan a una pensión, pero la máxima pensión contributiva no llega a 500€, no puedes vivir de manera autónoma. Eso te lleva a la reclusión en domicilio con el que es la persona que menos está siendo capaz de poder ayudarte. Las familias han pasado mucho dolor porque de alguna manera se les ha culpabilizado de que tienes el hijo enfermo. Esto está atravesado por esta idea capitalista del que el responsable es el individuo en vez de pensar que es un sistema que está enfermo y no da ayudas a nivel social, de cuidados, ratio de profesionales a tratar de manera adecuada, a ayudar para generar oportunidades en la comunidad…

  • Desde tu perspectiva ¿qué papel juega el/la terapeuta ocupacional?

El trabajo desde los recursos es tratar de meter procesos disparadores de motivación para la persona, pero también para la familia, es un acompañamiento en paralelo. Las terapeutas ocupacionales decimos que la persona es persona, ocupación y entorno. Tu no puedes modificar solo con la persona si el entorno donde la persona está no ha modificado cambio. Hay que entenderlo todo desde una visión holística, por eso nos coloca a los profesionales en el lugar de la humildad que es lo más maravilloso que queremos contar en el posgrado.

Hay que bajar de lo hegemónico, hay que tener la humildad necesaria para entender que el que está delante de ti es el que sabe todo y que tu vas a intentar acompañar desde tu disciplina teórica en el intento de llegar a su estructura psicótica como dice Colina. Somos como una cebolla, llegar al núcleo, poder modificar estos cambios que son estructurales, como terapeuta ocupacional, desde el narcisismo no llego, no puedo decirle al otro lo que tiene que hacer. Tienes que tener un cuerpo teórico que te sostenga y sea la boya donde agarrarte, porque trabajar con el sufrimiento tienes que saber lo que haces en cada momento, pero a la vez el arte de lo humano que te ayude a poder llegar al otro porque sin ciencia no hay arte y sin arte no hay ciencia.

Autora: Sonia Sanz