NUEVAS TECNOLOGÍAS, UN ARMA DE DOBLE FILO

Nadie duda hoy de las bondades de las nuevas tecnologías e Internet. Podemos hacer la compra sin salir de casa, hablar con nuestro amigo en la otra punta del mundo de forma instantánea y sin pagar nada, evitar largas colas para comprar entradas para un concierto, reservar tus vacaciones… Pero, como ocurre con casi todas las cosas buenas de la vida, también entrañan un grave peligro, el de ponerlas en manos de gente que no sabe hacer un uso adecuado de ellas y las emplea para cometer todo tipo de delitos. La globalización y el uso masivo de las nuevas tecnologías ha hecho que surjan nuevas formas de violencia en torno a ellas que repasamos en este artículo.

En los últimos años han proliferado diversas formas de acoso, abuso y violencia en torno a las nuevas tecnologías.

Qué es el ciberacoso y el ciberbullying

Se ha convertido en la forma más extendida de acoso gracias a la impunidad que ofrece al acosador, que puede enmascarse detrás de nombres y perfiles falsos y prolongar su conducta durante largo tiempo sin que la víctima se atreva a hacer nada. Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp, son los entornos en los que se da con más frecuencia.

Los niños y los adolescentes son las víctimas más comunes de este tipo de violencia, sobre todo por el desconocimiento que tienen de las medidas de seguridad mínimas a tomar en las redes y de hecho el cyberbullying, acoso de compañeros de clase a través de internet, es un problema creciente en nuestras escuelas.

Además de enseñar a tu hijo a tomar las precauciones adecuadas en la red (no dar datos personales, no enviar fotos y no dar nunca información sobre sus horarios o rutinas diarias), es importante que establezcamos una relación de confianza con él para que nos cuente cualquier problema que pueda tener.

No hay que olvidar que el ciberacoso es también un delito y que estas conductas deben ser denunciadas cuanto antes a la policía para que tome las medidas pertinentes. No elimines emails, twitts, imágenes, vídeos, chats y cualquier otro tipo de documento que puedan llevar a la identificación del acosador y probar el delito cometido.

La sextorsión, un chantaje repugnante

La extorsión sexual es un delito contemplado en nuestra legislación y que ha crecido al calor de las nuevas tecnologías. El reciente caso del suicidio de una joven que no pudo soportar la presión de su entorno laboral por el que circulaba un vídeo sexual con ella como protagonista ha vuelto a abrir el debate de los riesgos que tiene compartir este tipo de contenidos a través de las redes y aplicaciones de mensajería.

La sextorsión no es más que el chantaje que se hace con una imagen o vídeo relativamente comprometidos de una persona para conseguir cualquier tipo de fin bajo la amenaza de difundirlos si no accedemos a las peticiones del chantajeador. Como en el caso anterior, este acoso es constitutivo de delito y debe llevarnos a denunciar cuanto antes puesto que, cuanto más se prolongue el chantaje, más nos costará salir de la espiral.

Stalking, una patología cada vez más frecuente

Stalking es la voz inglesa que empleamos para hablar del “hostigamiento” y que se usa para definir el trastorno que tiene una persona y que lo lleva a espiar a su víctima. De nuevo las redes sociales son el entorno ideal pues la mayoría de personas dejan su información disponible para cualquiera persona, por medio del correo electrónico o por servicios de mensajería instantánea como WhatsApp. Configura correctamente la seguridad de tus perfiles en redes sociales para intentar evitarlo por todos los medios.

Grooming contra las víctimas más vulnerables

Es una forma de acoso y abuso sexual contra niños y jóvenes usando internet y, sobre todo, las redes sociales. El delincuente, empleando perfiles falsos, comienza a entablar amistad con los niños, se gana su confianza y poco a poco va pidiendo, de forma sutil y como un juego, fotos y vídeos a los niños para perpetrar sus abusos.

De nuevo explicar a nuestros hijos el uso que deben hacer de las redes es fundamental para evitarlo, pero tampoco está de más instalar programas de control parental en sus dispositivos e interesarnos por el uso que hacen de su teléfono móvil si lo tienen. Y si tu hijo está siendo víctima de un groomer, denúncialo de inmediato.

En nuestro curso ‘Violencia de género y sexual en la infancia y adolescencia: detección y prevención’ aprenderás mucho más sobre esta y otras formas de violencia en las nuevas tecnologías.

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