LA FIGURA DEL MEDIADOR EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

En un proceso de gestión de conflictos, la figura del profesional en mediación cobra un peso relevante como canalizadora y facilitadora de la comunicación y del conflicto. La formación continua, una visión ética, la experiencia y la apertura hacia nuevos conocimientos, técnicas y horizontes, ayudan a configurar un estilo personal en el/a profesional. Sin embargo, existen una serie de premisas básicas exigibles a todo profesional que sientan las bases para el buen desarrollo de la disciplina.

Un buen mediador no debe juzgar ni tomar parte; tampoco se encarga de resolver el conflicto, sino de crear cauces para que las partes lo logren.

Cualidades básicas en un mediador

Algunas de las cualidades que forman parten de un estilo positivo de gestión del conflicto son:

  • Establecer las normas. Es la mediadora o el mediador quien establece las normas para el buen funcionamiento del proceso, atendiendo a lo dispuesto en manuales y códigos de conducta.
  • No juzgar. Los conflictos no deben verse como algo negativo o positivo, simplemente se trata de canalizar la forma en la que ese conflicto se puede abordar. Por tanto, evitaremos ejercer de jueces y partes en un conflicto.
  • Escuchar activamente. Se trata de escuchar y ser capaces de comprender a las personas afectadas por un conflicto, sin emitir juicios de valor, consejos o recomendaciones.
  • Respetar la confidencialidad. Es un aspecto básico para la generación de confianza y está respaldada por distintos textos legales y códigos de deontológicos.
  • No sancionar. De acuerdo a su carácter voluntario, el mediador/a no tiene la capacidad ni se encuentra en el papel de sancionar.
  • No dar soluciones. Aunque es algo que a los afectados de un conflicto les cuesta entender en ocasiones, el profesional no es la persona que soluciona el conflicto, son las partes las que han de llegar con ayuda del mediador/a a la opción que satisfaga a ambos en mayor medida. El/a mediador/a tiene como objeto escuchar, facilitar la comunicación, clarificar, reformular y generar alternativas, pero en ningún caso deben dar la solución al conflicto.
  • Saber parafrasear. El hecho de poder parafrasear permite que otra persona neutral repita las palabras que los afectados por el conflicto han pronunciado, pues escuchada en la voz de otro/a tiene un efecto diferente. Además es una manera de hacer ver lo que se dice, lo que se quiere decir y lo que los demás han entendido. El valor de la palabra es algo esencial en una mediación porque de ella depende en gran medida la gestión de cualquier conflicto.

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Mediación: ámbitos y técnicas de aplicación

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