Según los últimos datos disponibles, en el año 2023 murieron a manos de sus parejas o exparejas 56 mujeres, siete víctimas más que en el año 2022. Se tenía constancia institucional de violencia de género solo sobre 28,6% de las víctimas.

Estos datos son alarmantes, más si atendemos a los datos sobre el incremento en el número de menores que se encuentran en una situación de vulnerabilidad como consecuencia de vivir en hogares en los que sus madres sufren violencia, más concretamente, a 30 de noviembre de 2023 los cuerpos policiales habían detectado 9.764 menores en esta situación.

Es necesario observar el fenómeno de la Violencia de Género de una manera integral, y no podemos evitar enlazar los datos anteriores con la noticia que ha saltado a los medios en los últimos días: Las intenciones del gobierno de España de limitar el acceso a la pornografía por parte de las crianzas. Más allá del debate que generan estas medidas, es una problemática social real, que ayuda a perpetuar diferentes tipos de violencia contra las mujeres, y que, por tanto, precisa de la atención de las profesiones vinculadas al estrato social más joven de nuestra sociedad, profesorado, psicología

La conclusión es clara: necesitamos más profesionales implicados en la lucha contra la violencia de género, porque los campos de intervención son muy diversos, desde la educación, concibiéndola como una de las primeras líneas de socialización y aprendizaje, pasando por la psicología, el trabajo social, la educación social, la integración social y también profesionales  del ámbito médico, como profesionales implicados  en diferentes niveles: en la sensibilización, prevención e intervención directa sobre la violencia de género. Todas estas profesiones son necesarias e interdependientes, porque recordemos, que la visión multidisciplinar y el trabajo en red, son dos características que harán de la lucha contra la violencia de género un triunfo.

Es interesante, de manera más concreta, observar las creencias y roles que los adolescentes están adquiriendo, Jaime Hormigos Ruiz, en su artículo de investigación «Normalización de la Violencia de Género en los contenidos culturales consumidos por la juventud: El caso del Reggaetón y el trap», apunta:

En la sociedad contemporánea se pueden observar avances significativos a la hora de combatir estereotipos asociados a las formas más conservadoras de entender el rol del hombre y la mujer en la vida social, pero siguen existiendo importantes diferencias a la hora de identificar los comportamientos que definen la violencia de género. Los/las jóvenes identifican claramente los ejemplos más visibles de esta violencia, pero no siempre son capaces de reconocer signos de abuso en sus relaciones afectivas. Una amplia mayoría considera que la violencia de género es un problema social muy grave, pero la percepción de este problema es significativamente mayor entre las mujeres 74,2% que entre los hombres 50,4%. Por otro lado, más de la mitad de las mujeres, un 54,4%, tienen la percepción de que la violencia contra el género femenino ha aumentado en los últimos años, frente a un 30,1% de los hombres (Pibernat-Vila, 2021). Además, empiezan a ser muy preocupantes los datos que indican que, en España, un 30% de los hombres y un 20% de las mujeres jóvenes niegan o limitan la importancia de la violencia de género (Rodríguez et al., 2021).

Si centramos nuestra atención en el ámbito sanitario, María del Mar González Fernández-Condea, Cecilia Edineth Camero Zavaleta y Marta Menéndez Suárez, equipo médico de diferentes centros de salud de la provincia de Castilla y León, en su reciente artículo: «Prevención primaria de la violencia de género» indican:

La violencia de género es un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos. La gran magnitud del problema indica que es necesario avanzar en su prevención primaria. El sector sanitario tiene un importante papel que desarrollar, especialmente la Atención Primaria de Salud, teniendo como base su orientación comunitaria y contando con la implicación de todos los miembros del equipo. El marco de intervención definido por el acrónimo «RESPETO», promovido por la Organización Mundial de la Salud, muestra las 7 estrategias que, en este momento, son prometedoras para conducir a reducciones de la violencia de género, basadas en la mejor evidencia científica disponible. Utilizar un enfoque participativo que abarque la totalidad del ciclo de la vida, promover la coordinación y la alianza entre sectores y llevar a cabo intervenciones combinadas son algunos de los principios rectores desde los que trabajar en el momento actual.

Podemos concluir, que todas estas profesiones, y de manera certera, algunas más, combaten especialmente por preservar el respeto a la vida, la dignidad y la libertad humana, de las mujeres que son víctima de esta lacra social y por cambiar las creencias que tienen hondas raíces en nuestra sociedad. Es necesario, sin duda alguna, que nos sigamos formando de manera constante, no solo pensando en la intervención y atención directa, sino también en los primeros escalones de sensibilización y prevención.

Bibliografía:

  • Hormigos Ruiz, J. (2023). Normalización de la violencia de género en los contenidos culturales consumidos por la juventud: el caso del Reggaetón y el Trap. «Prisma Social, 41», pp:278-303. https://revistaprismasocial.es/article/view/5039/5602
  • González Fernández-Conde, C.E. Camero Zavaleta and M. Menéndez Suárez, Prevención primaria de la violencia de género, Atención Primaria, https://doi.org/10.1016/j.aprim.2023.102845

En IFIS Educación tenemos un compromiso firme por la formación en materia de Violencia de Género, te esperamos: